Situado a 2.500 pies sobre el nivel del mar en el armonioso pueblo de montaña de Serenity Gardens, este santuario de 2,6 acres ofrece un clima ideal durante todo el año —cálido pero nunca caluroso, fresco pero nunca frío— creando el entorno perfecto para una abundante producción de alimentos y una vida confortable.

La casa principal combina funcionalidad y encanto, con 3 dormitorios y 2 baños completos, incluyendo un baño semiabierto que invita a conectar con la naturaleza. Las encimeras elevadas hacen que la cocina sea especialmente cómoda para personas altas, mientras que todos los muebles están hechos a medida con maderas nobles locales, aportando calidez y un toque artesanal a cada estancia.

Una casita para huéspedes ofrece un diseño tipo estudio con una cama king, un sofá cama queen a medida, baño completo y ducha exterior; ideal para recibir a familiares y amigos, o para proyectos creativos. Un invernadero/cochera proporciona espacio adicional para jardinería, vehículos y otras actividades.

El terreno en sí es extraordinario. Senderos para caminar serpentean entre árboles maduros y jóvenes, miradores y hasta un atractivo privado: su propio camino directo al Río Águila, donde puede nadar, vadear o simplemente relajarse junto a las aguas cristalinas del río.

Un frondoso bosque comestible y huerto ofrece una cosecha siempre cambiante: cuatro variedades de plátanos, cítricos, mango, aguacate, yaca, zapote, carambola, abiu, haba de helado, guayaba, mandarinas, chirimoya, frambuesas, moras, cacao, durián, mamonchino, anona, papaya, piña, cas, maracuyá, taro/tequisque, yuca, cúrcuma, caña de azúcar, vetiver, girasol mexicano y más. Un estanque de patos, un estanque de tilapia y abejas para la polinización añaden diversidad, mientras que los manantiales estacionales y un sistema de captación de agua de lluvia garantizan un ciclo hídrico constante.

La vida cotidiana se ve profundamente favorecida por el diseño inteligente del pueblo. Un manantial privado y la fuente de agua del pueblo proporcionan agua potable pura y limpia. Un agricultor local entrega semanalmente a domicilio productos orgánicos frescos, huevos, queso y otros productos agrícolas, y se pueden encargar comidas tradicionales costarricenses a las familias vecinas. Los gastos compartidos del pueblo son de tan solo $600 al año, que cubren el mantenimiento de las carreteras, el sistema de agua, la recolección de basura y los impuestos sobre la propiedad, lo que le permite disfrutar plenamente de la vida. Los servicios públicos son confiables y económicos, el internet es rápido y servicios como la limpieza y el mantenimiento de jardines son asequibles.

A pesar de su entorno tranquilo, se encuentra a tan solo 45 minutos de la costa del Pacífico, a 20 minutos de Pejibaye y a 1 hora y 20 minutos de San Isidro, lo que ofrece fácil acceso a playas, mercados y servicios. La vida silvestre abunda en la zona, desde tucanes y monos hasta innumerables aves canoras, mientras que las noches ofrecen cielos estrellados libres de contaminación lumínica.

Con su armonioso equilibrio entre espacios habitables confortables, artesanía personalizada, un próspero bosque comestible y acceso privado al río, esta propiedad es más que una casa: es un santuario tanto para las personas como para la naturaleza.
(TI-LYC)